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Manierismo

  • Jessica Salas / Fes Aragón
  • 22 abr 2016
  • 4 Min. de lectura


El espíritu triunfante del clasicismo en la Roma de los Papas sufre una gravísima crisis en 1527. El saqueo de Roma, el creciente dominio español en Italia y los alarmantes avances de la Reforma protestante siembran de dudas a los artistas. Por si fuera poco, éstos caen en la exagerada imitación de los grandes genios, Rafael, Leonardo o Miguel Ángel. La copia a la maniera de personal de los grandes maestros, pero vaciándola de contenido y deformándola, es lo que se ha llamado Manierismo. El ambiente de optimismo, equilibrio y confianza del humanismo se ve amenazado y empieza a tambalearse, produciéndose una reacción anteclásica y una nueva actitud espiritual de desasosiego y desesperación. Podemos decir que el Manierismo es un arte refinado, cortesano, racionalista y con un alto grado de reflexión e intelectualismo, con un alto grado de virtuosismo en las obras. Florece en un ambiente aristocrático, vuelto sobre sí mismo en actitud defensiva frente a un mundo en cambio.

Será un movimiento artístico de crisis de difícil definición, aunque presenta unos rasgos definitorios:


– Las formas artísticas serán tratadas con extrema libertad, rozando incluso lo arbitrario.

– Se liberan los artistas del culto a la belleza clásica y sus componentes, tales como la serenidad, el equilibrio o la claridad. Así, se prefiere la tensión o la confusión, incluso la fatiga.

– La realidad no se copiará en su apariencia real, sino deformada a capricho.

– Las obras reflejan una tensión interior que termina en el irrealismo y la abstracción. El espacio será sometido a la distorsión de las infinitas perspectivas o del ahogo, incluso, a veces, las figuras no caben en el marco o cuadro.

– Las proporciones anatómicas van a alterarse, se estiraran los cuerpos como si fueran materia elástica. Se estilizan los cuerpos y se desmaterializan, ascendiendo como llamas.

– La luz será tratada de modo irreal, buscando efectos absurdos de luz coloreada.


El Manierismo en arquitectura


Es difícil encontrar elementos manieristas en un arte tan lento y laborioso como la arquitectura. Ya la Biblioteca Laurenciana de Miguel Ángel puede considerarse manierista en la disposición del vestíbulo, pues la escalera apenas encuentra espacio suficiente y las columnas no descansan en la pared, quedando atrapadas por el avance del muro. A pesar de la dificultad, pueden rastrearse algunas características:

– Arbitraria alteración de la correspondencia entre las partes y el conjunto, con lo que se rompe la lógica de las relaciones espaciales.

– Se pierde o se debilitan las coordenadas axiales, las que ordena el edificio con las simetría.

– Hay una ruptura del equilibrio o no correspondencia entre soporte y elemento soportado, entreapoyo y peso. Hay apoyos frágiles con entablamentos pesados. Hay un uso ambiguo de las formas: un elemento arquitectónico puede tener a la vez una función de sustentación y otra de enmascaramiento o de ocultación de la estructura interior del edificio, por ejemplo líneas horizontales en la fachada que no se corresponden con otro piso superior en el interior., columnas que no sostienen nada o que sostienen un entablamento falsos, solamente representado en un muro, dobles frontones como en la Iglesia de San Jorge de Venecia de Palladio...

– Hay también un empleo de formas artificiosas, a los órdenes clásicos se añaden otros nuevos, alterados o muy imaginativos: columnas antropomórficas (cariátides), órdenes rústicos (con las columnas de mampostería para hacer el edificio deliberadamente pobre), empleo de estípites (combinaciones caprichosas de pirámides al revés).

– La decoración desdibuja la función de algunos elementos, como el almohadillado en las columnas, preferencia por los espacios longitudinales y salas estrechas que favorecen la perspectiva (Patio central del Museo de los Uffizi de Vasari).


La mayor parte de estas normas están dedicadas a trastocar y a poner del revés al clasicismo. Parece como si los arquitectos se hubieran cansado del clasicismo y lo quisieran ridiculizar haciendo todo justamente al revés. Muchas de estas formas anteceden ya a lo que será la arquitectura barroca.

El manierismo cuenta con representantes importantes como Giorgio Vasari, historiador, teórico, pintor y arquitecto, autor de la Galería de los Uffizi, así como el escultor y arquitecto Bartolomeo Ammanati.

 

El Manierismo en escultura


En escultura también se produce el quebranto del ideal clásico. Así, las figuras del Sepulcro de Lorenzo de Médicis de Miguel Ángel escapan del marco y del espacio que les contiene, las proporciones parecen rotas, las figuras resultan inestables y simulan que vayan a desplomarse por efecto de la disolución centrífuga que Miguel Ángel decidiera adoptar. El tono grave y tenso de las figuras son también matices manieristas que harán los seguidores de Miguel Ángel. Las últimas obras del florentino transmiten ese anticlasicismo en la tensión interior y la violencia expresiva ("Terribilitá), así como formas alargadas, inestables, ascendentes y sin terminar ("acabado no finito"), como se aprecia en los esclavos del Sepulcro de Julio II y las tres versiones del tema de la Piedad.


Rasgo definitorio del manierismo escultórico es la preferencia por la figura “serpentinata”, es decir, contorsionada con artificio de formas que dibujan una ascensión helicoidal, como llamas que se evaporan.

Bienvenuto Cellini es un escultor que le interesa sobre todo los aspectos técnicos y de acabado. Sus esculturas son frías pero sus acabados son totales. Es muy manierista y hubiera sido considerado como un grandísimo escultor si no fuera coetáneo de Miguel Ángel. En su obra Perseo con la cabeza de Medusa, fundida en bronce, la figura de Perseo es muy clásica, incluso su postura, pero en la cabeza de Medusa se recrea en el morbo de las vísceras y la sangre colgando, lo que resulta manierista y casi barroco. El acabado es perfeccionista. De todas formas, el manierismo se aprecia en la tensión y desgarramiento que se ve en la exagerada musculatura del héroe.


Tal vez el mayor escultor manierista sea Juan de Bolonia, francés pero integrado en Florencia. Tiene una obra muy varia, con esculturas para jardines, de carácter fantástico y grotesco, mármoles severos de clásica elleza un tanto fría y bronces de refinada perfección. Destaca su obra Fuente de Neptuno en Bolonia, donde se aprecia un complicado movimiento que exige una contemplación desde varios puntos de vista, ya que no hay una perspectiva principal. En El rapto de las Sabinas de Florencia aparece el mismo movimiento ascensional que empuja las figuras hacia arriba, la línea serpentinata. En el Mercurio volador de bronce, destaca la actitud inestable que el escultor se ha esforzado en conseguir. Ammanati es autor de la Fuente de Neptuno, en mármol y bronce de la plaza de la Signaría de Florencia.


 
 
 

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